Ensayo sobre la transgresión

Pongamos sobre la mesa otra de las cosas más falsas que puede haber en nuestro mundo, y no todas, no la mayoría, pero cuando toca vivirlo, no es nada placentero. Para nada agradable y por supuesto, cambia por completo las dinámicas de tus decisiones. Si indagas dentro de ti, sabrás de qué se trata, o de quién se trata, o de quiénes estoy hablando, ¿ya lo pensaste? La gente. Los humanos. Las personas. 
Me encanta encontrarme con gente real, porque sí, sí la hay, y abunda en un patrón específico vibratorio de la existencia. 

Ya sé, ya sé, me leo y sueno catastrófico, cómo si mi vida fuera un pesar y yo fuera un mártir. No, no es así, y la verdad es que poco me he encontrado con gente falsa, o gente mala, por alguna razón, que sí sabes qué razón, me encuentro en mi vida con gente afable, gentil y bondadosa. Así que no me catalogues cómo fatalista, solo estamos hablando de las cosas que usualmente no nos animamos a decir. 
Pero eso no significa que esa sea tu realidad o que esa deba ser tu vida, para nada, al contrario, lo interesante de notarlo o de haberlo vivido es que puedes decidir y escoger vivir una realidad distinta, y con eso, tu mundo puede alterarse de maneras inimaginables. A veces toca vivir aquello que no quisiéramos vivir pero que pedimos a gritos por nuestras decisiones, para poder entender lo que no queremos tener cerca o que vuelva a suceder.
A veces somos como el pájaro que se estrella contra la ventana, kamikazes de autodestrucción, cuando sabemos que lo que hay enfrente nos hará pedazos. Sin embargo, en esos momentos nos encontramos con dos opciones: 1) Quedarme destrozado, o 2) Recoger mis piezas, para reconstruirme mejor que antes. 
Podemos llegar a ser tan, pero tan ingenuos... por no usar una palabra peor. Cuando en realidad somos tan, pero tan inteligentes. 


No sé a ti, pero a mi me gustan los retos, y no aquellos que parecen infranqueables, sino los que te van presentando para hacerte mejor... o para quebrarte. En lo personal no soy una personal que se rinde o que se quiebra con facilidad, y la vida me ha ido dando oportunidades de crecimiento emocional, espiritual e intelectual, y yo, a veces sin saberlo, otras ya sabiendo, las he tomado a placer, y me he enfocado masivamente en cumplir el objetivo nuevo que se haya engendrado. 
No es fácil crearte tu propia vida, pues es reconocible, como lo dijimos, que es más fácil que te diga qué hacer en todo momento. Cuando creas tu propia vida eres tú en tu libertad de ser el que toma las decisiones, el que acepta las cagadas y el que disfruta las victorias. En este mundo vas a encontrarte con derrotas temporales, pero es solo eso, temporal, porque si no te rindes, la victoria es inevitable, ¡inevitable! Pero durante ese viaje hacia el triunfo, debes estar dispuesta a afrontarte contigo misma, con tus miedos, con los ideales, con las falsedades, con la hipocresía, y con la sutileza de lo desagradable para reconocer que hacia donde te estás dirigiendo es el camino correcto, lejos de todo eso, lejos de todo lo que no deja pero que se supone es beneficioso.
Uno de mis mayores retos de la vida, y también de mis más grandes sueños, es que mis libros sean leídos por muchas personas, por aquellas que andan en el camino de la exploración, buscando respuestas y nuevas formas de ser, así como también para quienes dirán que mis letras son basura y no representan ningún beneficio, sin esa relatividad, sin esas interpretaciones subjetivas personales, este mundo sería muy aburrido. 
Otro de mis grandes retos lo estoy viviendo ahora y es de reciente descubrimiento, me siento dudoso de compartirlo en este momento, tal vez más adelante en el libro me apetezca decirlo, pero sino, quiero que sepas algo: es uno de los retos más exquisitos que me ha puesto la vida, algo que implica dedicación, estudio, esfuerzo, pérdidas, crecimiento, aprendizaje, victorias, excepciones, abundancia, oportunidades, entendimiento, discreción y una necesidad de resiliencia inalterable. El poder dominar el miedo, el poder controlar la avaricia, encontrar el perfecto balance entre ambas, para poder tener éxito, sin que nadie sepa y nadie lo celebre contigo, ¡qué bonita es la humildad! Solo yo sé que estoy triunfando, no necesito la validación ni la aprobación de nadie. Y para mí triunfar en este reto significa:  cumplir mi objetivo de ser de los pocos en el mundo que son consistentemente rentables, de manera profesional. 
La vida me ha puesto las plataformas necesarias, los libros correctos, las oportunidades y las derrotas temporales, para que con mi resiliencia, mi enfoque y mi voluntad, pueda lograrlo, y, ¿sabes qué? Haré lo imposible para conseguirlo, porque sé que puedo, porque sé que puedo aprenderlo, porque sé que el esfuerzo inteligente sí da resultados. 
¿Compartimos nuestros retos/triunfos? Yo te aplaudo en silencio, te aliento, mientras tú haces lo mismo por mí, ¿te parece? ¡Clap, clap, clap! 
Me encanta ver que la gente luche por sus sueños, por sus ideales y por los deseos fervientes de su corazón, pero más me fascina ver a quien se atreve ser auténticamente sin miedos. 


¿Qué es perder el tiempo? Si el tiempo ya está perdido. No puedo detenerlo, solo avanza y avanza, hasta que un día mi reloj se detiene y es momento de pasar a otro sitio. 
El tiempo no se pierde jamás, si haces lo que te da placer.
No permitas que la sociedad te diga qué es ser productivo, cuando la sociedad no sabe bajar la velocidad. Lo único que conoce es hacer, hacer, hacer... rápido, conseguir, obtener, trabajar, perseguir. 
Es todo lo que hacemos todos los días. 
Así que aprende el arte de no hacer, para que cuando sientas el impulso de hacer, hagas algo con pasión y grandísimos resultados. 



Si te pudiera decir algo que he aprendido que es sumamente importante para la vida, para ti y para el mundo es: el amor propio.
Trabajar en ti sin detenimiento en tus procesos de la vida, para poder ser mejor, sentir más y conectar.
No tiene precio, más que el costo del sacrificio de escarbar cosas del pasado que pudieron haber sido dolorosas, para sanarlas, para perdonar, para seguir. Pero con un jardín limpio de maleza, con una tierra fértil lista para que le siembres los mejores pensamientos que has tenido y las sensaciones sublimes de conectar con la existencia. 
¡Trabajar en el amor propio es crucial para la supervivencia! Pero más todavía para la VIVENCIA. El vivir sin sentir que todo el tiempo voy a marcha forzada, frenando, topándome con pared, preguntándome por qué nada me sale bien... yo quiero que vivas, yo quiero vivir, desde los parámetros que tu felicidad escriba. 
Amor propio: ¿me quiero? ¿cuánto? 
¿Quién me dijo que era malo apreciarme y mostrarme amor?
¿Recuerdas a tu niña, a tu niño interior, cómo se sentiría si tú le dieras afecto, si supiera que todo va a estar bien, y que está seguro en el mundo?
¡Es válido y necesario que seas tú!
 
Transgresión: ser yo.
Transgresión: practicar la bondad.
Transgresión: trabajar en mí.
Transgresión: abrirme a sentir.
Transgresión: ser vulnerable.
Transgresión: conectar con mis emociones.
Transgresión: conectar con las emociones de los demás. 
Transgresión: perseguir tus sueños.
Transgresión: aceptar tus ideales.
Transgresión: detectar la falsedad.
 
Si te quieres, si te amas, si te consientes, si te aprecias, si te apapachas, si te hablas bonito, si te das lo mejor, si te sientes merecedora, si te sientes que vales la pena, entonces... toda la vida te lo demostrará también. Porque entonces, sabrás lo que es mostrarle todo eso a las demás personas.
Qué maravilloso equilibrio este de quererme para saber querer.  

Saber disfrutar es ir a paso lento pero continuo, cuando vas demasiado a prisa no puedes disfrutar el paisaje, ni sus aromas ni sus colores. Desde un avión todo lo ves pequeño, hasta que ves el Sol en el horizonte y la grandeza del universo se hace presente, esa Grandeza que eres tú y que creó todo lo que existe. Ir lenta y gradualmente, a una velocidad que puedas controlar, es saber que puedes ir percibiendo las maravillas del mundo, sin perder la visión del frente, sin dejar de fijarte dónde pones los pies, pues reconocer y aterrizar los pies es lo que te permite darte cuenta, estar presente y palpar dentro de ti las emociones majestuosas que nos ha otorgado la existencia, tan solo por la historia milagrosa basada en hechos reales de tu nacimiento y existir, aquí.  


¿Cómo escribo un suspiro que no parezca un grito! ¡Aaaaa! Creo que no es posible. Pero si tú me ayudas lo es, imagina el siguiente Ah, cómo un suspiro de esos que son profundos y largos: Aaaaaaaaaah.
Las relaciones interpersonales, qué cosa tan difícil es relacionarnos, sabiendo que cumple un gran papel por lo cual vinimos a esta Tierra, pero, Aaaaaah, qué cosas con las cosas de las cosas de relacionarnos. 
¡Qué cosas!
Podemos hacerlo fácil, pero lo hacemos tan, pero tan complicado. Nuestros dramas, necesidades, las heridas que cargamos, nuestro ego y su innecesaria necesidad de importancia, el bagaje, y claro, por supuesto, todos los miedos que cargamos porque algo malo me sucedió en el pasado, o algunas historias basadas en hechos reales que me contaron y que me dejaron pasmado, petrificado, aterrorizado. Así como cuando te sale el monstruo y te quedas paralizado, solo que aquí los monstruos que te persiguen son tus miedos y el único poder que tienen es el que les das. 
Qué fácil es relacionarme cuando me atrevo a ser yo, cuando he practicado y sigo trabajando el amor propio, practico el darme cuenta con consistencia, y pienso irremediablemente en los demás, sólo porque sé lo que se siente el amor, y quiero que los demás sientan eso también. Suspiraré: ¡Aaaa! ¡Qué fácil es!
 
Benditos miedos que me persiguen, ¡shu, shu! 
El problema es cuando los ahuyento, pero los persigo.
¡ja, ja, ja! 
Sí, los ahuyento como a un perro callejero queriendo coger comida de mi plato, para luego perseguirlos y exigirles que me protejan, los miedos no te protegen, los miedos solo te ofuscan, te limitan, te determinan, y evidentemente te alejan de lo que sí desearías pero tienes miedo de sentir.
¿Por qué no perseguir el amor y dejar el miedo en el retrovisor?  


¡Aaaaa! (Este es un grito de terror, no un suspiro) ¡Aaaaaaaa! (Otro más).
El miedo a sentir dolor, el miedo a exponerme y evitar a toda cosa sentir para precisamente no sentir aquello que desearía sentir pero que me da miedo, porque le tengo más miedo a aquello que no quiero sentir pero que siento porque me incapacita para acercarme a lo que sí quiero sentir.  
El miedo al amor, el miedo a sentir. 
Mato la sensación y siento dolor, por miedo a sentir, antes de siquiera haber sentido algo.
Sin saber que puedo sentir amor pero no sentir dolor, atreviéndome a sentir sin correr hacia el lado opuesto. 
El asesino y el asesinado soy yo mismo: mato mi amor. 
Qué feo se se siente destruir la posibilidad antes de siquiera saber si pudo haber sido, porque mis miedos me dijeron que lo que iba a ser es precisamente toda la historia que me he contado y que más he temido. 
Y no fue, y mis miedos confirmaron sus afirmaciones, pero es mentira, porque no viví, me privé, y lo único que sé es que lo que viví en el pasado me limitó a vivir mi presente para poder sentir algo distinto, algo que alejaría firmemente todo lo que me lastimó, algo que ayudaría a eliminarlo de mi memoria emocional, para así, inevitablemente, crear nuevos sucesos, nuevas conexiones y nuevas memorias.
 
Me encuentro en el futuro, incentivando a alguien más a sentir y a no cerrarse por terror a lo que ya está sintiendo. Ahora conocí lo que desconocía que podía sentir, ahora lo sé, los miedos son inventos y sí hay nuevas formas de vivir y recibir.
¡Aaaaaaaa! (Ahora tú escoge). 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recorrido

Raro

Lo noto