Ensayos sobre la Transgresión
Me preguntas: ¿por qué no te abrías antes? O, ¿pensabas que si compartías nadie iba a estar?
Bueno, la realidad es que ni siquiera sabía lo que era abrirme, compartir mis sentimientos, sentirlos, no es como que aprendí a expresarlos, o a sentirlos, o a ejercer la libertad absoluta de compartirlos,
Realmente no puedo saber si las personas iban a estar o no, más bien no buscaba ayuda, no me acercaba a alguien, no eran temas que se hablaran, no eran temas que se invitaran a compartir, con mis amistades tenía juego y uno que otro tema de seriedad, con mis mayores en la familia tenía más seriedad que juego, pero ambos en su justa medida, en ninguna de las dos opciones tenía el: es un espacio para compartir tus emociones. Y no digo que no lo fuera, no digo que no lo haya sido, lo que digo es que no sabía porque no existía eso en mi radar, no lo conocía, es imposible hacer algo que desconoces, no sé qué existe, cómo voy a saber hacerlo, o siquiera, cómo voy a pensar que no lo estoy haciendo,
El tema está cuando estás con alguien ya sea en tu familia o relación romántica, donde se supone han hablado que es un espacio seguro para compartir, te animas a hacerlo, y terminas siendo castigada por ello, penalizado, menospreciado, manipulada, ahí está el problema, es posible que por miedo, por el miedo a qué harán con nuestras emociones más vulnerables que evitamos compartir a toda costa cuando sabemos que el compartir es para bien-estar, y no para lo contrario,
Del pasado no lo sé con certeza, solo puedo especular, y del presente te puedo decir que he sentido un impulso, que ha sido un proceso, que no sé si los libros me enseñaron a abrirme y expresarme, o si yo les enseñé a ellos a que se escribieran de esa manera, pero la verdad es que mi vida me resulta mejor, soy más feliz, me siento más tranquilo, alcanzo más rápido la paz, cuando comparto lo que siento, y esa algo que aprendí a base de dolor en el amor, y algo que estoy aprendiendo con mi familia, sin ningún sentimiento negativo de por medio, a lo mejor todos lo estamos aprendiendo, gracias a que da la pauta, los demás pueden sentir y ver que es mejor expresarse que guardarse, Tal vez...
Mi vulnerabilidad me ha hecho más fuerte, por alguna paradójica e ilógica razón, mientras más vulnerable me he hecho, más seguro y firme me siento en el mundo, y aquí viene lo más paradójico: menos he sentido dolor por la expresión de mis sentimientos, es más, creo que no he sentido nada de dolor, Cuando decidí atreverme a ser 100% vulnerable, se alejaron automáticamente de mi radar las personas que no saben sentir, pero que sí saben dañar, por la misma razón por la cual yo no me abría: porque no sabía que eso existía, y lo único que hacía era enfrascarme, defenderme, coger una armadura para protegerme, sin darme cuenta que lo único que provocaba era cerrarme, impedirme ver y disfrutar el mundo debidamente, el dolor era emocional, una armadura no te protege de eso, nada puede, bueno sí, ¡Tú! Tú mismo, Tú misma, con tu seguridad personal, con tu amor propio, con tu sabiduría, con tu práctica inapelable e inagotable del amor,
Te invito a que te abras y te atrevas a expresar tus sentimientos, con tacto, con amor, a sabiendas que no será tu problema la forma en que es recibido ni las consecuencias específicas de tu expresión, porque el decir lo que sientes no debería ser una violación, sino un acierto humano majestuoso.
Te invito a que invites a otras personas a que lo hagan.
Yo acepto tu invitación,
Nos vemos en la fiesta de la expresión de nuestras emociones.
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