Ensayos sobre la Transgresión

 Qué bello es el maravilloso proceso de muerte, qué bello es morir, pero qué duro es quedarse. Se requiere mucha temple, mucha madurez para entender y acompañar a alguien que está listo para irse, para liberarse, para volar sin estar aprisionada por el cuerpo. Muchas veces las personas que queremos se apegan al mundo terrenal ya sea por miedo a soltar, o porque los que nos estamos quedando no queremos dejar ir, interrumpimos el proceso, nuestro egoísmo nubla nuestras decisiones, y nos ponemos primero, para evitar perder, en lugar de dejar que la persona se vaya en paz, en un entorno amoroso, con gratitud, por haberle entregado eso. 
No es fácil perder, no es fácil dejar ir, pero cuando entiendes que morir es uno de los grandes regalos, que la vida no termina, que solo es una temporada de dejar el cuerpo para irnos a un lugar, si es que ese puede llamar lugar, donde el amor incondicional y la sabiduría conectada es lo que rige, sin lo terrible del mundo terrenal, ¿no es un sitio en el que añorarías estar? Yo sí. Pero por algo estoy aquí, por algo no me he ido, y cuando sea el momento no me quedará otra que abrazar el suceso, esperando que lo que tuve de vida lo logré exprimir al máximo.
Entendiendo eso, sé que será lo mismo con mis padres, si es que la naturaleza sigue su curso, aceptando que me tocará despedirme temporalmente, que me tocará dejar ir, que me tocará decir un adiós con el dolor de mi corazón, con la tristeza del no volver a ver en este mundo, pero me preparo para ello, aceptando que es parte del proceso, y que debo obligadamente eliminar mi egoísmo para respetar el proceso de vida de los demás, especial e imperativamente cuando se ha agotado su tiempo. 
Respetar el proceso de los demás es una cosa, que no es algo que solamos hacer, pero respetar el proceso de muerte de alguien es algo que prácticamente jamás hacemos, porque nos vemos sometidos a los miedos de perder, de dejar ir, de desapegarnos del amor que nos dio esa persona que se está entregando a la sabiduría infinita.
Vivir es aprender a respetar, prepararnos para nuestra muerte, para lo inevitable, y/o lo inesperada que pueda ser, pero también, para preparar la despedida, de las personas que queremos y que inevitable, esperada o inesperadamente se irán, pero eso no es malo, es maravilloso, porque sí habrá dolor, habrá un echar de menos, pero lo bonito es haber vivido, lo bonito es saber que nos volveremos a encontrar, cuando haya llegado mi tiempo, cuando me toque visitar nuevamente Mi Lugar Especial. 
El que decide es el que se va, el que se queda le toca querer, respetar y soltar.
 
Transgresión: respetar los procesos de los demás.
Transgresión: dejar ir con amor.
Transgresión: acompañar el proceso de despedida sin egoísmo.
Transgresión: regalar el entorno más amoroso para que alguien vuele al mar etéreo. 
Transgresión: estar para los que se quedan.
Transgresión: aceptarlo con amor, con el corazón y agradecer la oportunidad de estar, de haber vivido y de presenciarlo.
 
Qué hermoso es morir y liberarse, pero es más bello cuando estás en la despedida y sientes la energía consciente de saber cuando es el momento, y ver cómo se entregan felizmente al suceso, aunque eso implique echar de menos.
Qué hermoso es vivir, gozar, apreciar y compartir la vida cuando se está vivo, qué terrible es irse sin haber vivido, sin darse cuenta, sin haber gozado.

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